Supermercados franceses como Carrefour y E.Leclerc abanderan una férrea oposición a las subidas de precios que están ejecutando fabricantes como Pepsico
En España, el foco mediático suele situarse sobre el tema político de turno. Los precios de los alimentos fueron tema de conversación de los portavoces de los partidos hace unos meses, sobre todo por el encarecimiento que sufrieron tras el estallido de la guerra de Ucrania y la posterior escasez que ha convertido productos como el aceite en un lujo.
Tras las diferentes polémicas que se sucedieron durante el año pasado, el tema se ha desplazado hasta un escalón menor. No ha sido así en Francia, donde el sector de los supermercados se encuentra agitado y sigue así, ya que además del ruido político, existen enfrentamientos directos entre los propios retailers de alimentación, las marcas, los transportistas y toda la cadena relacionada con el sector.
La controversia ha llegado a su cénit con la decisión de Carrefour de dejar de vender productos de Pepsico, que además de la famosa bebida, fabrica otros alimentos como Lay’s, Doritos o 7Up. Menos conocida es la producción de referencias de marca propia que realiza para otras cadenas españolas. En efecto, en Mercadona se pueden encontrar varios productos de marca blanca fabricados por Pepsico.
Pero más allá del veto en sí, la cadena de origen francés ha colocado unos carteles en sus tiendas en los que justifica su decisión y acusa al fabricante de una subida de precio «inaceptable». Según han informado Reuters y The Wall Street Journal, se espera que esta medida se aplique en el resto de mercados donde opera Carrefour, entre ellos España.
Viendo esto, si aquí la nota predominante, pese a la inflación, es la estabilidad, este último capítulo en el país vecino habla del drama que se viene desarrollando en el sector desde hace meses. Sin ir más lejos, en septiembre se amplió el bloqueo de los precios desde los 1.500 hasta los 5.000 productos, un control que también se pidió en España para los productos básicos.
La medida se estableció a través de un pacto entre fabricantes y distribuidores que trataba de «romper la espiral de inflación alimentaria» que estaba afectando a los consumidores franceses, según la definición del ministro de Finanzas galo. Sin embargo, Bruno Le Maire señaló con el dedo a Nestlé, Unilever y Pepsico por no participar en el acuerdo. Precisamente, el director general del grupo Carrefour, Alexandre Bompard, censuró recientemente a las grandes multinacionales por aumentar sus márgenes y dijo que estas «no han protegido ni recuperado sus márgenes, más bien los han aumentado».
E.Leclerc ha sido otra de las cadenas francesas que ha mantenido una posición firme frente a las subidas de precios. En el verano de 2022 pidió a las instancias políticas una investigación por las subidas de precios que se estaban produciendo, sobre todo en el transporte. El presidente de la compañía francesa cuestionaba el aumento de las facturas de transporte. Dejaba caer que tenía sentido que subieran los precios por distintas razones, pero calificaba como «raro» que esas empresas, a su vez, incrementaran sus beneficios.
En aquel momento, el Senado francés concluyó que las subidas de precio de los proveedores no eran injustificadas, salvo algunas excepciones. Lo que ocurre ahora es que, una vez que los costes se han normalizado, los precios de los fabricantes se mantienen altos o incluso continúan igual, de ahí que, según publica Les Echos, el propio E.Leclerc está tentado de seguir la senda iniciada por Carrefour.
Según el máximo dirigente de la cadena, los fabricantes están negociando con dureza, estableciendo aumentos de entre el 6% y el 10% de media, aunque algunos elevan ese porcentaje hasta el 20%. En su opinión, la clave está en el equilibrio, puesto que el boicot «nunca es un juego ganador». Michel-Edouard Leclerc admite que «los consumidores no quieren pagar mucho, pero si no tienen su producto, les mandamos al competidor».
Contra la reduflación
Entre los otros muchos frentes abiertos al norte de los Pirineos, destaca el de la reduflación. Se trata de un fenómeno mediante el que los fabricantes reducen el envase y el contenido de un producto, pero mantienen el precio. Esto, en resumidas cuentas, supone un incremento de precio. Al igual que con los carteles que ha colocado contra Pepsico, Carrefour inició una cruzada contra los fabricantes que usaban esta herramienta para aumentar el precio de los productos.
En dichos carteles, se afirma que «este producto ha visto bajar su volumen y el precio de nuestro proveedor ha aumentado». Hace tan solo unos días, el propio Gobierno decidió inervenir, de modo que ha elevado a la Comisión Europea un proyecto de ley que obliga a los distribuidores a informar a los consumidores cuando se produzca un caso de reduflación. El ministro de Economía francés acusa a los fabricantes de ejecutar una «estafa» por llevar a cabo estas prácticas.
La venta de Casino
Más allá de estas novedades, cabe traer a colación la marcha de una de las cadenas históricas en la distribución alimentaria francesa: Casino. El mal desempeño de estas tiendas han llevado a la firma a ponerse a la venta, lo que ha llamado la atención de Auchan, propietaria de Alcampo en España, e Intermarché, que también sonará a los lectores porque en el pasado tuvo presencia en nuestras fronteras.
El grupo de distribución francés abrió a mediados de diciembre negociaciones «exclusivas» con Les Mousquetaires (Intermarché) y Auchan Retail para venderles «la mayoría» de sus hipermercados y supermercados por un valor de 1.350 millones de euros con el objetivo de levantar fondos para afrontar la reestructuración pendiente de la deuda de la compañía, según ha informado la firma gala este lunes.
De esta forma, en la operación se verían involucradas 313 tiendas que facturaron 3.600 millones de euros en 2022, así como todos los empleados de dichos establecimientos. Además, podrían incluirse «ciertos» activos inmobiliarios no contemplados en origen.