El profesor Marcel Planellas expone en Capital un dilema implantado en las empresas en los últimos tiempos: apostar por la innovación o morir
Por Marcel Planellas, profesor del Departamento de Dirección General y Estrategia de Esade Business School y autor de ‘El Libro Rojo de la Innovación’ (Conecta, 2021).
Hoy casi nadie niega que la innovación es importante para la vida de la empresa. Se entiende que se producen cambios a todos los niveles y que las empresas también tienen que innovar. Si se analizan los discursos de los altos directivos, seguro que el compromiso con la innovación aparece citado varias veces. Más del 80% de ellos dicen que la innovación es importante para el crecimiento. Y los más radicales hablan de un dilema vital: innovar o morir.
Sin ser tan dramáticos, podemos decir que la innovación se ha vuelto cada vez más importante para las empresas. Pero una primera paradoja es el poco tiempo y los pocos recursos que a ella destinan las empresas. Se reconoce que es importante, pero se dedica poco tiempo a pensar cómo innovar. Solo la mitad de las empresas afirma que realiza alguna actividad de innovación. La mayoría de las energías y los recursos se concentran en la gestión del día a día. Parece como si la gestión diaria fuese incompatible con la búsqueda de la innovación.
Una segunda paradoja es que las empresas que intentan innovar están muy descontentas con los resultados obtenidos. Según diversos estudios, cerca del 95% de los empresarios y directivos se muestran insatisfechos con los resultados de la innovación. Se trata de una inversión con resultados inciertos, difícil de predecir y de planificar. Normalmente se generan grandes expectativas y esto hace que los fracasos sean más dolorosos. Innovar no es fácil. Los directivos y empresarios se sienten más seguros explotando los éxitos obtenidos que buscando nuevas innovaciones.
Y una tercera paradoja, quizá la más grave, es que las empresas dicen desconocer cuáles son los motivos de estos malos resultados en innovación. No se dedica mucho tiempo a analizar qué ha sucedido, dónde se han cometido errores. Se prefiere dejar de invertir, cortar el grifo de los recursos, abandonar el proyecto y/o lanzar uno nuevo. Esto hace que no se sepa responder muy bien sobre los motivos de los fracasos en la innovación. Las organizaciones están orientadas hacia la acción, al hacer. Les cuesta pararse a reflexionar, a revisar su actividad de innovación, a intentar aprender.
Los términos «auditoría» e «innovación»
La auditoría, por lo general, se asimila al ámbito económico-financiero y se considera como una obligación legal que las empresas deben cumplir, algo que muchos perciben como aburrido y poco creativo. Mientras que las actividades de fomento de la innovación se asocian con invención y novedad y, con frecuencia, se vinculan con el futuro. La organización percibe sus actividades como lúdicas y algunos las etiquetan como el teatro de la innovación. Los términos «auditoría» e «innovación» pueden chocar con estas percepciones, que están muy presentes en las organizaciones.
Pero, si profundizamos un poquito, podremos ver que se basan en falsas creencias y en mitos alimentados a lo largo del tiempo. Si nuestra intención es “atacar” el problema de la innovación en las empresas, tendremos que romper con algunos de estos prejuicios. Dejar entrar aire fresco y hacer algunas preguntas desde la distancia. ¿Por qué no se puede auditar la gestión de la innovación? No tiene que resultar contradictorio, como si fuese un oxímoron. Al contrario, sería muy útil poder verificar de forma periódica el nivel de innovación de la empresa. Soy un convencido de la importancia de intentar hacernos las preguntas pertinentes. Quizá en el campo de la innovación teníamos respuestas a preguntas equivocadas.
Los directivos y los empresarios tienen que hacerse nuevas preguntas transformadoras que los ayuden a avanzar: ¿Hacer periódicamente una Auditoría de la Innovación de la empresa no sería una buena práctica de gestión? ¿Podría resultar de utilidad tener un mejor diagnóstico del nivel de innovación de la empresa? ¿Ayudaría descubrir cuáles han sido los factores que han provocado los fracasos en los proyectos innovadores? ¿Mejoraríamos si pudiésemos evaluar de forma periódica el funcionamiento del sistema de innovación de la empresa? ¿Podríamos proponer nuevas líneas de innovación futuras para la empresa? ¿Por qué no se pueden realizar Auditorías de Innovación en la empresa?