La economía verde es un modelo económico que apuesta por un desarrollo sostenible, rentable y que busca situaciones que generen beneficios económicos, sociales y medioambientales. En esta transición, que arrancó con los Acuerdos de París de 2015 y fue refrendada el pasado noviembre en la COP27 celebrada en Sharm el Sheikh (Egipto), el papel de los Gobiernos y de las empresas es cada vez más importante.
Consciente de ello, Banco Santander fijó en 2019 una ambiciosa hoja de ruta para contribuir a un futuro más sostenible. “Las instituciones financieras líderes somos una pieza clave para el futuro. Son parte de la solución, no del problema. Los bancos mantenemos el flujo de crédito y favorecemos la inversión, que estimula el crecimiento sostenible y éste, a su vez, la creación de empleo. Y en el caso de Santander, como demuestran nuestros resultados, cumplimos esta misión a la vez que generamos valor para nuestros accionistas”, ha señalado Ana Botín, presidenta del grupo.
Paso a paso, el banco ha ido consolidando algunas de las metas marcadas: en 2020 logró ser neutro en carbono en sus propias operaciones y, un año más tarde, eliminó los plásticos innecesarios de un solo uso en todos sus edificios corporativos. De igual forma, también ha avanzado en su compromiso de que el 100% de la electricidad que utilice proceda de fuentes renovables y, a finales del ejercicio pasado, este porcentaje alcanzaba ya el 88%.
Líder en financiación de renovables
Otro de los compromisos alineados con la protección del medioambiente es movilizar 120.000 millones de euros de financiación verde en el periodo 2019-2025 (de momento ya ha canalizado cerca de 91.000 millones), cifra que se elevará hasta los 220.000 en 2030. “En Santander, trabajamos día a día para construir un negocio más responsable con las personas y el medioambiente, impulsando iniciativas que nos permitan avanzar y acompañar a nuestros clientes hacia un futuro donde la sostenibilidad no sea un objetivo, sino una realidad”, explican desde el banco.
En el último año, según se detalla en la última memoria anual, la entidad cántabra ha llevado a cabo una serie de acciones para lograr una economía verde y luchar contra los efectos del cambio climático. En Europa, por ejemplo, está desarrollado una estructura de gobierno, con los líderes de cada país y sus grandes patrocinadores, para coordinar las principales iniciativas de financiación verde: edificios ecológicos, movilidad limpia, energías renovables, agricultura y economía circular. Con esta especialización, el grupo espera crear oportunidades de negocio para ayudar a sus clientes.
Tarjetas convertidas en mobiliario urbano
El reciclaje de las tarjetas de débito y crédito caducadas en los cajeros automáticos de la entidad es otra de sus propuestas. Estos ‘plásticos’ pasan directamente a un proceso de reciclado en el que se reutilizarán para la fabricación de distintos elementos de mobiliario urbano, como bancos o papeleras. En 2021, Banco Santander anunció el lanzamiento de las nuevas tarjetas sostenibles One Europe con el objetivo de que en 2025 todas las tarjetas en Europa estén fabricadas con materiales sostenibles. Con ello, se evitará la emisión de más de 1.000 toneladas de CO2 anuales y se reducirá el uso de plástico en 60 toneladas cada año.
Al mismo tiempo, la entidad está ampliando su oferta de productos verdes, con hipotecas, préstamos para la compra de coches o reformas, fondos de inversión y planes de pensiones. También comercializa préstamos para la agricultura baja en carbono y la compra de maquinaria responsable con el medioambiente; la financiación de promociones inmobiliarias con elevadas certificaciones de eficiencia energética; o un leasing fotovoltaico.
Solo en 2022 financió más de 150.000 vehículos eléctricos con un volumen cerca de 4.800 millones de euros. Y aumentó la gama de productos ASG en Wealth Management, la división que aglutina el negocio de gestión de activos, banca privada y seguros. Al cierre del pasado diciembre tenía más de 53.200 millones de euros en activos de Inversión Socialmente Responsable: más de 37.500 millones de euros en su gestora de fondos (Santander Asset Management) y por encima de 15.500 millones de euros en fondos de terceros en banca privada. Su objetivo es llegar a los 100.000 millones en 2025.
El grupo bancario español, líder mundial en financiación de proyectos de energías renovables, también ha creado la plataforma Santander Green Investment para adquirir e invertir en proyectos que se encuentran en fase de desarrollo y construcción. Y ya ha adquirido participaciones de diferentes promotores en nueve proyectos de tecnología solar fotovoltaica y eólica en España que suman una potencia total de aproximadamente 500 MW.
Hacia las cero emisiones de carbono
Banco Santander ha establecido objetivos de descarbonización y cuenta con una detallada hoja de ruta para alcanzar las cero emisiones netas de carbono en 2050 y apoyar así los objetivos del Acuerdo de París sobre el cambio climático. Este reto va más allá de la propia actividad del grupo, que ya desde 2020 es neutro en carbono. “Apoyamos a nuestros clientes en su transición a una economía baja en carbono, colaborando con ellos y desarrollando la mejor propuesta de inversión y financiación sostenible”, señalan.
Como miembro fundador de la Net Zero Banking Alliance, ha ido anunciando los pasos a seguir en el camino hacia la descarbonización y a comienzos del pasado agosto hizo públicos tres nuevos objetivos intermedios de sus carteras con horizonte temporal 2030: reducción del 29% de las emisiones absolutas financiadas en el sector de la energía; reducción del 33% de la intensidad de las emisiones financiadas en el sector de la aviación, y del 32% en el sector del acero.
Estos compromisos se suman a los adquiridos en febrero de 2021, cuando anunció que en 2030 dejaría de financiar a clientes de generación de energía eléctrica cuyos ingresos dependan en más de un 10% del carbón térmico y en 2030 eliminaría por completo su exposición a la minería de carbón térmico en todo el mundo.
Por último, Santander ha desarrollado diferentes iniciativas estratégicas para la conservación del medioambiente. Uno de los trabajos principales se centra en la Amazonia brasileña, donde participa en proyectos como ‘Biomas’, que aspira a proteger y restaurar cuatro millones de hectáreas; o la Alianza Innovative Finance for the Amazon Cerrado and Chaco (IFACC), que pretende acelerar la financiación de producción sostenible y reunir recursos para diseñar y escalar dichos mecanismos.
Una banca responsable en el día a día
Ana Botín siempre ha mostrado su firme implicación con la sostenibilidad, un compromiso que compagina con la búsqueda de rentabilidad. “Soy optimista, no sólo sobre el futuro de Santander como banco, sino sobre nuestra capacidad para apoyar el crecimiento en España, así como en todos los mercados en los que operamos en Europa y América”, ha señalado en la última Junta General de Accionistas del banco.
Y añade que, “entretanto, seguimos integrando una banca responsable en nuestro día a día. Nuestra estrategia de ESG es clara y está respaldada por una sólida gobernanza, ayudándonos a aprovechar las fortalezas de nuestro negocio para hacer frente a los grandes desafíos globales, y a generar beneficios con impacto social”.
En este sentido, destacan tres ámbitos. En primer lugar, el apoyo a los clientes de la entidad en su transición hacia una economía verde. En segundo lugar, la inclusión financiera. En Latinoamérica, donde la entidad tiene cuotas de mercado elevadas en las principales economías, hay más de 100 millones de personas que no utilizan servicios financieros. Para ayudar a cambiar esta realidad, la entidad ha empoderado financieramente a 11,8 millones de personas entre 2019 y 2022, superando tres años antes de lo previsto el objetivo de llegar a 10 millones de personas. Toda esta labor ha sido reconocida recientemente con el premio internacional de Euromoney al “Mejor Banco para la Inclusión Financiera”.