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Empresas

Siete de cada diez empresas tienen problemas para encontrar trabajadores

Por dcap23

El 93% de las empresas ve igual o más difícil cubrir este año una vacante que en 2022, según Randstad y CEOE

La pandemia ha supuesto un cambio radical en los métodos de contratación de muchas empresas. Palabras como teletrabajo se han hecho un hueco en el mundo empresarial a medida que la forma de ejercer nuestras labores diarias ha ido cambiando en estos últimos años.

Si hasta hace poco parecía impensable el hecho de rechazar un trabajo para buscar una opción con mayores beneficios laborales, ahora se vuelve a dar un contexto que en Estados Unidos lleva tiempo popularizándose: la Gran Renuncia o Gran Dimisión americana.

Aunque no es comparable ni de lejos, parece que nuestro país también está viviendo momentos complicados en términos de contratación. O al menos así lo confirman los últimos estudios.

Las dificultades de cubrir una vacante

Un 72% de las empresas españolas asegura que tiene dificultad para encontrar trabajadores, según un estudio sobre Tendencias de Recursos Humanos, elaborado por Randstad y la patronal CEOE.

Nueve de cada diez compañías aseguran que han buscado algún perfil últimamente y la gran mayoría de ellas se han enfrentado a dificultades para cubrir sus vacantes, especialmente en perfiles cualificados.

El informe, fruto de entrevistas a responsables de Recursos Humanos de unas 300 empresas, refleja que entre los factores que más dificultan la selección y la contratación se encuentran la escasez de profesionales (lo dice el 64% de los entrevistados), la gran competencia existente entre las compañías (55%) y la posibilidad de que el sector de actividad no resulte atractivo para los profesionales (49%).

La mayor parte de las empresas encuestadas, concretamente el 93%, señalan que cubrir una vacante en 2023 está resultando igual (52%) o más difícil (41%) que el año pasado, mientras que solo el 7% señala que es más sencillo que en 2022.

El estudio de Randstad y la CEOE indica que estamos ante un momento en el que la falta de mano de obra cualificada parece estar lastrando incluso el nivel de productividad en España. De hecho, la baja productividad española es otra de las grandes preocupaciones no solo de las empresas, sino también del Gobierno.

Según los datos de la OCDE, los españoles trabajamos de media 1.577 horas al año, pero nuestra productividad no pasa de los 51,23 dólares por hora trabajada. Estamos tres puntos por debajo de la media de la OCDE, aunque los datos son mucho más sangrantes si los comparamos con otros países desarrollados. Recordemos que la productividad es el resultado de dividir el PIB entre las horas trabajadas, aunque se toman otras variables en cuenta.

Italia es el país importante que peores datos tiene, pero aún así, su PIB por hora trabajada se sitúa en 54, 17 dólares la hora. Ni hablar de otros estados como Francia y Alemania, donde su productividad alcanza los 67,11 y los 67,56 dólares la hora respectivamente.

En ambos países, se trabaja bastante menos que en España pero el rendimiento es superior. Son 1.402 horas en Francia y 1.332 horas en Alemania al año. En el Reino Unido ocurre algo similar: con 1.367 horas trabajadas al año, su productividad se sitúa en 61,47 dólares la hora.

Estados Unidos es de los pocos ejemplos de esta lista donde verdaderamente se trabaja mucho más (1.767 horas al año) pero también se produce de forma más eficiente (73,37 dólares por hora).

¿Hacia un modelo estadounidense?

Con el fin de modificar la situación actual, las empresas españolas están buscando soluciones de forma urgente para paliar los efectos de esta ola de falta de trabajadores.

Por el momento las estrategias para afrontar el déficit de talento se están basando en una apuesta por las mejoras en la flexibilidad (47%), el employer branding (45%) y el restablecimiento de los criterios de selección (41%).

El employer branding o simplemente, marca empleadora, tiene que ver principalmente con la reputación de la compañía, es decir, con la imagen que proyecta hacia sus propios empleados y a los posibles candidatos, lo cual se traduce en una mayor fidelidad de los primeros y en el ferviente deseo de los segundos por entrar a trabajar. Por tanto, el objetivo principal es construir un posicionamiento que permita atraer y retener a los mejores perfiles profesionales.

Entre las medidas de flexibilidad más populares se encuentran poder elegir el horario de entrada, contar con unas vacaciones flexibles, el teletrabajo y la jornada intensiva. Según las empresas, los principales objetivos organizativos se centran en la productividad (elegido por el 58%), la adaptación operativa a la nueva situación (75%) o la búsqueda de eficiencia en ámbito financiero (45%).

Además de todo esto, las empresas prevén realizar más cambios para adaptarse a la comprometida situación actual. Los encuestados apostarán principalmente por reducir gastos (en el 87% de los casos), impulsar la digitalización y la innovación tecnológica (82%) e incrementar el rendimiento (79%).

A pesar de todo esto, parece difícil que en España se produzca esa Gran Renuncia que sí es claramente observable en el entorno norteamericano, aunque lo que está claro es que estamos ante un cambio de modelo.

Ni los datos de la Encuesta de Población Activa del INE ni los de Eurostat hacen un seguimiento de los trabajadores españoles que dejan su empleo de manera voluntaria como sí hace la Oficina Estadística Laboral de EE.UU. Pero si en España existe una estadística que recoge el concepto de dimisión son las de afiliación media a la Seguridad Social.

Por ejemplo, en diciembre de 2022 se registraron 1,6 millones de bajas de afiliados al Régimen General de la Seguridad Social. Pero la estadística que desgrana las bajas voluntarias suma algo más de 70.000 a lo largo del año 2022, todo un récord histórico y un aumento de las dimisiones del 170%.

Sin embargo, comparadas con las cifras estadounidense, estos datos son relativamente irrisorios. Solo en 2021, más de 50 millones de personas renunciaron a su empleo en Estados Unidos. Esto supone un ritmo mensual de cuatro millones de abandonos, aunque tampoco son unas cifras escandalosas. Lo habitual y lo normal los años anteriores era que el ritmo se mantuviera en unos dos o tres millones de abandonos al mes. Los números han aumentado, pero la tendencia parece que va a mantenerse con el tiempo.

Ese aumento de las dimisiones que se han disparado un 170% en España indica que los trabajadores buscan también mejores opciones laborales, mas las diferencias económicas con Estados Unidos hacen que sea difícil pensar que esa facilidad para cambiar de empleo vaya a llegar a unas cotas tan elevadas en nuestro país. Por el momento, las empresas tendrán que responder de igual forma si quieren hacerle frente al cambio de modelo que se avecina.

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