“Compartir, inspirar, sumar adeptos y unir esfuerzos será clave, incluso entre competidores, cuando el reto es común”
“El camino de la sostenibilidad conlleva renuncias e incomodidades”
La sostenibilidad es un reto global que abarca a todo el tejido empresarial. También al químico, donde empresas como Basf combinan el éxito económico con la responsabilidad social y la protección del medio ambiente. Unos valores sólidos y presentes en España desde hace más de 50 años, cuando esta compañía inició sus operaciones. Desde entonces, todas sus especialidades han estado a la vanguardia innovadora, como también sus procesos han ejercido un liderazgo en materia sostenible.
¿Qué ventajas ofrece a las empresas apostar por la sostenibilidad?
No apostar por ella es condenarnos como sociedad. Así de simple y así de duro. Las empresas hemos sido las grandes protagonistas de la gestación de la emergencia climática, y, por lo tanto, debemos ser también quienes lideremos y empujemos hacia la solución. El modelo económico de las últimas décadas nos ha llevado a una situación límite. Debemos actuar ya. Y, claro, además, la sostenibilidad abre un gran abanico de posibilidades y de oportunidades para aquellas empresas con visión que se desarrollen nuevas soluciones y modelos de negocio. Las empresas de mañana no tendrán permiso social para ganar dinero si su modelo no es sostenible.
¿Qué metodología utilizan desde Basf para ser sostenibles?
Trabajamos sobre el qué y sobre el cómo. Debemos lograr que nuestros procesos de producción internos sean circulares y sostenibles y que los productos que fabricamos tengan la capacidad de ayudar a nuestros clientes a hacer una sociedad más sostenible con sus propios productos. Para ello, por ejemplo, ya en 2015 clasificamos todos nuestros productos y aplicaciones en el mercado (más de 56.000) según su aportación de sostenibilidad al cliente, y decidimos apostar decididamente por aquellos que tienen una contribución mayor, a los que denominamos aceleradores. Por otro lado, estamos transformando nuestra manera de fabricar para alcanzar la neutralidad climática en 2050.
¿Puede servir vuestra metodología de precedente para otras empresas?
Claro, no es nada exclusiva. La carrera por la sostenibilidad sólo la ganaremos si la corremos unidos y cruzamos la meta juntos. Por ello, compartir, inspirar, sumar adeptos y unir esfuerzos será clave, incluso entre competidores, cuando el reto es común.
¿Cómo creáis ‘química para un futuro sostenible’?
Con mucha investigación. Somos una compañía que basa sus innovaciones en la ciencia. Nos hemos inspirado en la estructura de la piel de un tiburón para diseñar un recubrimiento para aviones con menos emisiones, hemos imaginado que una cápsula de café puede convertirse en compost para la agricultura y no dejar residuo o que una zapatilla, cuando se termina de usar, se puede triturar y volver a convertir en una nueva zapatilla. Todo esto es el resultado de mucha investigación y de poner la ciencia al servicio de los retos de la sociedad.
Desde su punto de vista, ¿cuál es el punto de inflexión a partir del cual las empresas comienzan a concienciarse por la sostenibilidad?
Cada una tendrá el suyo, pero la conciencia real, la que te hace apostar sin titubeos por ella, llega cuando te das cuenta de que esto no va de cambios, sino de emergencias, de que todas las partes debemos sumar para hacer posible una transformación radical de la forma de operar y de que el recurso más escaso es el tiempo: hablamos todos los días de recursos fósiles, energía, agua, minerales, pero el verdadero problema es que casi no nos queda tiempo para mantener unas condiciones de vida razonables para las personas en nuestro planeta.
¿Qué hace falta para hacer la sostenibilidad interesante a las empresas desde un punto de vista económico?
El camino de la sostenibilidad conlleva renuncias e incomodidades. Si no fuera así lo hubiésemos abrazado todos ya hace mucho tiempo. Está claro que de él nacen nuevas oportunidades de negocio, pero no podemos fiar a las oportunidades nuestro viraje. Hay que hacerlo por convencimiento. Y para llegar a él hace falta abrir los ojos a la realidad de lo que hacemos con nuestro planeta y con sus recursos naturales, que estamos consumiendo a gran velocidad, hasta el punto de que nuestros descendientes probablemente se van a sentir indignados -con razón- con nuestra manera de gestionar.
¿Y cuáles son las principales barreras de las empresas a la hora de apostar por la sostenibilidad?
El modelo económico de las últimas décadas, basado en el crecimiento imparable y el consumo desenfrenado de recursos en un modelo lineal. Cuesta entender la sostenibilidad como una inversión, pero lo es. De hecho, no tenemos dudas cuando pagamos una hipoteca de estamos invirtiendo a futuro y no simplemente gastando. La diferencia es que la humanidad sólo tiene una casa en la que vivir. Más vale que la cuidemos, por mucho que cueste. No hacerlo nos saldrá muchísimo más caro.
Teniendo en cuenta su experiencia, ¿qué aconsejaría a una empresa que se replantea virar hacia un modelo de negocio sostenible?
Que lo haga conectándose con su propósito de compañía. Hay que ver qué podemos aportar cada uno a esta lucha. Cada empresa es distinta y destaca especialmente en algo, tiene impactos en un ámbito concreto y tiene posibilidades de ayudar a la sociedad de una forma específica. Hay que descubrir qué es aquello que explica nuestra existencia como empresa y comunicarlo. Si conectamos nuestro propósito con el desarrollo sostenible tenemos ya mucho ganado.
En un mundo tan globalizado y en continuo cambio, ¿debe ir la innovación de la mano de la sostenibilidad?
Claro que sí. La innovación que no produce soluciones sostenibles no merece ese nombre. Desarrollar formas de exprimir de forma más original y eficiente nuestro planeta es simplemente abusar. Antes ponía algunos ejemplos de lo que hacemos nosotros, pero por suerte hay muchos más. La ciencia y el I+D+i juegan un papel importante a la hora de hacer de esta visión una realidad. El doctor Emilio Palomares, director del Institut Català d’Investigació Química (ICIQ) pronunció una frase sobre la química que puede ser válida para la ciencia en general: “La química por si sola no salvará el planeta, pero sin ella seguro que no se salvará”.
Uno de sus proyectos de concienciación es Kids Lab, ¿cómo tratan de enseñar a los más pequeños a crecer de forma sostenible?
Simplemente acercamos la ciencia a las escuelas con experimentos sencillos y muy pedagógicos para que los niños y niñas se enamoren de ella. Queremos que despierten su vocación para que, desde la pasión, crezcan nuevos químicos y químicas que desarrollen las soluciones del mañana.