Por Juan Ramón Rallo, doctor en Economía. Profesor en la Universidad Francisco Marroquín, en el centro de estudios OMMA, en IE University y en IE Business School
Los tipos de interés están subiendo en la mayoría de países, pero a un ritmo desigual. En poco más de medio año, el coste de la deuda pública española a diez años se ha incrementado desde el 0,5% hasta el 2%, mientras que el de la deuda pública estadounidense a diez años ha aumentado desde el 1,5% hasta el entorno del 3%.
Llama la atención, a simple vista, que los pasivos de un Estado tan financieramente cuestionable como el español (nuestra deuda pública es de casi el 120% del PIB, cuando en 2012 estuvimos a punto de quebrar con apenas el 90%) estén abonando unos intereses inferiores a los de EEUU, no solo la primera economía del planeta, sino también el emisor de la moneda (y de la deuda pública) de reserva mundial.
¿Acaso cabe pensar que las finanzas españolas son más sólidas que las estadounidenses? Obviamente no. Si ambos bloques económicos estuvieran separados y sin ningún tipo de arbitraje entre sí, acaso cabría apelar a que las magnitudes de su ahorro e inversión internas son distintas. Si la disponibilidad de ahorro con respecto a la demanda de inversión es menor en EEUU que en España, entonces sería
comprensible que el coste de colocar la deuda también fuera mayor allí que aquí: el Tesoro estadounidense competiría con más emisores privados de deuda por un volumen relativamente menor de financiación.
Es decir, que lo que podría indicar el mayor tipo de interés de la deuda pública estadounidense no es la mayor solidez de nuestra economía frente a la suya, sino más bien lo opuesto: que en nuestra economía existen menos oportunidades de inversión en el sector privado y, por eso, todo el ahorro va a parar a la deuda pública (rebajando así su coste).
La reserva federal se ha tomado la lucha contra la inflación de forma más seria que el bce
Sin embargo, no parece que ésa sea la explicación principal: a la postre, el ahorro español podría invertirse en EEUU aprovechándose de los mayores tipos de interés, de manera que el diferencial entre ambos debería quedar explicado únicamente por la evolución del tipo de cambio entre ambas economías a lo largo de ese periodo de tiempo. Si, actualmente, EEUU paga un 3% por su deuda y España un 2%, para un ahorrador español será indiferente invertir a diez años en EEUU o en España, siempre que la diferencia sea igual a la depreciación esperada del dólar frente al euro a lo largo de ese periodo.
Aumentar los tipos de interés
Por tanto, dada ahora mismo una evolución esperada del tipo de cambio a largo plazo, las diferencias son las que son. ¿Y por qué son esas y no otras? ¿Qué factores influyen en la evolución esperada del tipo de cambio entre ambos bloques? Pues, en esencia, la diferente senda de subida de tipos de interés que el mercado espera que pongan en práctica sus bancos centrales.
En particular, se espera que la Reserva Federal (Fed) suba más agresivamente los tipos de interés que el Banco Central Europeo (BCE), de ahí que la deuda pública estadounidense compita hoy con los más altos tipos que se espera que imponga la Fed.
Si, por ejemplo, los bancos esperan que sus reservas estén remuneradas al 2,5% a finales de año, ¿qué sentido tendría adquirir hoy deuda pública a 10 años al 2%? Ninguno (o casi ninguno: si se esperara que los tipos del banco central fueran a bajar muy rápidamente más adelante, podría tenerlo). En cambio, si se espera que el BCE termine el año en torno al 0,5%, puede ser perfectamente razonable adquirir deuda a 10 años al 2%.
Estas dispares expectativas de los tipos de interés de los bancos centrales las podemos observar con claridad en el mercado interbancario: mientras el Euribor a 12 meses se ubica en torno al 0,4%, el Libor a 12 meses ronda el 3%. Es decir, en la Eurozona se espera que
el BCE suba a lo largo de los próximos meses los tipos de interés mucho menos que la Fed en EEUU.
Y eso, no la supuesta superioridad de la economía española frente a la estadounidense, es lo que explica que EEUU pague tipos de interés más altos que España: que su banco central se ha tomado la lucha contra la inflación más seriamente que el nuestro