Por Juan Gómez Bada, director de Inversiones de Avantage Capital y asesor de Avantage Fund
Muchas cosas han cambiado en pocas semanas. Estamos empezando a ser conscientes de hasta qué punto la guerra de Ucrania está afectando a nuestras inversiones y a nuestra capacidad de consumo debido a la elevada inflación. Haciendo un repaso de la situación, podemos ver las decisiones que han tomado distintos agentes económicos.
Los gobiernos han reaccionado con el anuncio de un fuerte incremento del presupuesto militar y de las inversiones en el sector energético para reducir la dependencia de Rusia y otros países. Es decir, con una política fiscal mucho más expansiva.
Las empresas se han visto obligadas a abandonar el mercado ruso y a revisar sus relaciones con proveedores y clientes extranjeros. Estamos en un proceso de desglobalización que se ha visto acelerado por el conflicto en Ucrania. Esto significa una cosa: mayores costes de producción.
Los consumidores se están dando cuenta de que cada vez tienen que dedicar mayor parte de su renta para pagar combustible, calefacción y alimentos y, por lo tanto, les queda menos renta disponible para ocio, salud y educación entre otros.
Los bancos centrales están viendo cómo la inflación se ha descontrolado y están acelerando sus planes de ajuste monetario. Van subiendo tipos por detrás de los incrementos de precios. Por ahora, la política monetaria sigue siendo muy expansiva porque los tipos reales, descontada la inflación, son cada vez más negativos.
Este es el nuevo escenario al que nos enfrentamos, en el que la mayoría de los agentes económicos se están viendo obligados a reaccionar y adaptarse a un mundo que cambia muy rápido. Esto está teniendo una gran repercusión en la valoración de los activos de inversión.
Ante la inflación, ¿cómo rentabilizar y proteger nuestra cartera?
En primer lugar, podemos invertir en modelos de negocio con demanda más protegida o previsiblemente superior o en empresas con mayor capacidad de adaptación. En este sentido, se abren muchas oportunidades en el ámbito energético.
En segundo lugar, debemos seleccionar compañías con alto poder de negociación con proveedores y clientes. En un entorno inflacionario, esto será fundamental para proteger los márgenes y crecer a medio plazo en cuota de mercado. En estos momentos de dificultad, cuando muchos competidores se ven abocados a la quiebra o a reducir significativamente su actividad, las empresas más flexibles y con mejores ventajas competitivas suelen sentar las bases para poder crecer rentablemente en el largo plazo.
El tercer aspecto a tener en cuenta es que la mayoría de las compañías cotizadas no se van a ver beneficiadas en esta coyuntura, sino todo lo contrario. Por ello, tiene sentido invertir en empresas seleccionadas una a una, utilizando los criterios señalados anteriormente, y cubrir parte de la exposición a mercado con futuros de índices.
Las coberturas nos generan ingresos cuando las bolsas caen y los podremos utilizar para nuevas inversiones. Además, drenan liquidez cuando los mercados suben y nos empujan a reducir la inversión en acciones cuando los precios son más altos. Esta estrategia es una forma muy sana y rentable de incrementar las inversiones cuando los precios bajan y disminuirla cuando las cotizaciones suben.
Por último, la cuarta manera de proteger y rentabilizar nuestro patrimonio es cubrir nuestra cartera respecto a subidas de tipos de interés. Esta posición genera rentabilidad cuando los tipos suben y actúa como cobertura respecto al resto de inversiones, porque las propias subidas de tipos reducen las valoraciones de otras inversiones. No me refiero a los bonos, que también bajan cuando los tipos suben, sino a las acciones de las cotizadas: cuando los tipos de interés aumentan, los múltiplos sobre ventas, EBITDA o beneficio neto a los que cotizan disminuyen.
“Las coberturas nos generan ingresos cuando las bolsas caen y los podremos utilizar para nuevas inversiones”
Por ejemplo, si una empresa que cotiza con un PER de 10, pasase a cotizar con un PER de 8, la valoración de sus acciones descendería cerca de un 20%. Esa pérdida se vería parcialmente compensada si en la cartera tuviéramos coberturas de tipos de interés.
Termino destacando que estas maneras de cubrir y rentabilizar las inversiones no son ciencia ficción, ni complejas estrategias de inversión. Son elementos sencillos, líquidos, que cotizan en mercados regulados y que hemos incorporado en la cartera de Avantage Fund desde hace ocho años. Los resultados en todo tipo de escenarios y entornos de mercado están ahí.